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Dr. Alberto Cafetzóglus |
Se han llevado a cabo las
elecciones donde se eligieron, en renovación parcial de los respectivos organismos, legisladores
a nivel nacional, provincial y municipal.-
Provoca alguna alegría que
el 70% de los votantes del padrón nacional se haya manifestado contra el
cristinismo y su proyecto estalinista de concentración permanente de poder, de
enriquecimiento de amigos, y de mantener el empobrecimiento con fines
clientelares de los menos afortunados. Pero, me pregunto, los que votamos en contra de ese “vamos por todo”, ¿podemos
darnos por satisfechos y quedarnos tranquilos?
He escuchado discursos de
distintos candidatos de la oposición, hoy ganadores y electos para los cargos
que se postularon. Palabras de esperanza de restauración de la Republica y del
derecho basado en la supremacía constitucional. Y en medio de todo eso se me
cruzó un ramalazo de miedo y una dosis de escepticismo. No son totales ni
embargan mi espíritu, pero sí son como una nube que aparece y tapa parcialmente
el sol, como diciéndome que es bueno tener esperanza y trabajar intentando un
futuro mejor y libre de esperpentos, pero que también hay que ser muy realista
y objetivo.-
Para no perder de vista el
realismo y la más cruda objetividad, ante todo creo que hay que tener muy
presente lo que para mí es una grande y elemental verdad
que con filoso humor señaló el humorista
español Enrique Jardiel Poncela en su inolvidable libro titulado “La tourneé de
Dios” y según la cual el egoísmo es una de las facultades del alma.(obra
citada,pag.61,Biblioteca Nueva,2005).-
Si, los seres humanos en la
generalidad de la norma somos egoístas. El egoísmo tiene que ver directa e
inmediatamente con el instinto de conservación. Queremos sobrevivir, y lo
queremos de la mejor manera, y como dijera Jean Rostand, ante la inevitabilidad
de la muerte, se la enfrenta con una menor repugnancia cuando se ha confiado la
continuidad de la vida de uno, a otros seres que de alguna manera nos continuaran.-
También es cierto que como
no podemos vivir en soledad porque somos seres sociales, el egoísmo está
relativamente limitado y contenido en tanto imperen condiciones que preserven
los objetivos del mismo, porque en tal caso, percibimos que la limitación es útil,
porque sirve para excluir la anarquía, la disolución social y la violencia que
siempre encaminan a pequeñas o grandes guerras interiores y/o a guerras
internacionales, es decir, a desastres colectivos y por tanto individuales. En
el último gran drama en el mundo, mueren los sirios y sus hijos y sus nietos, con
lo que hasta la ilusión de dejar tras la muerte alguien que los suceda
desaparece.-
La Historia de la humanidad
es la gran e incontestable testigo de lo que acabo de decir.-
Cuando las condiciones de
vida de los hombres se hacen
insatisfactorias, o en la subjetividad de uno o algunos las ambiciones las
sobrepasan, las limitaciones al egoísmo van cobrando grados de debilidad y se
hacen sumamente endebles o directamente desparecen y aquél surge en la
superficie en su forma pura y más animal, como sucede en la erupción de un
volcán. Por eso dijo con gran acierto José Ingenieros que la guerra no es otra
cosa que la vida llevada al paroxismo.-
Vivir en sociedad pues, no
es en absoluto tarea fácil, ni por causa de los gobernantes ni por causa de los
gobernados.-
Y ello es así por la
sencilla razón de que, en éste mundo, cada uno, que es en sí un egoísmo (con
excepción de héroes y de mártires),está rodeado de millones de egoísmos.-
Para que se den y se preserven
las condiciones que limiten razonablemente el egoísmo y sea posible la vida en
sociedad, la Argentina, como otros muchos países, se ha dado un pacto político
y moral que es la Constitución Nacional, a partir de la cual se genera (o
debería generarse),todo el restante sistema de Derecho.
Esas condiciones están
sintetizadas en el Preámbulo: unión nacional, justicia, paz interior, defensa
común, bienestar general y libertad para todos los habitantes y para su
posteridad.-
Toda la Constitución a
través de su articulado organiza la Democracia, la Republica constituida por tres
Poderes que deben ser pares entre sí, y la forma federal.-
Pero es necesario entender y
comprender que la Constitución Nacional y todos sus consecuentes son un
pensamiento, como se ha dicho, político y moral, que es menester mantener vivo
con la adhesión activa de todos, o de los más posibles. Si ésta adhesión activa
no se dá, permanentemente, aquella es letra muerta.-
Y esto es así porque el
egoísmo de nosotros constituye una fuerza que cotidianamente determina que
gobernantes y gobernados, con distintas medidas de gravedad, violen el sistema
de Derecho que genera la Constitución. Y éste fenómeno también es una verdad
que debe ser reconocida con el máximo realismo y la mayor objetividad.-
El hombre que mata con dolo
o culpa a otro, está violando el sistema de Derecho y por ende el pacto
político y moral que representa la Constitución.-
El gobernante que no cumple
sus deberes constitucionales y legales, por
acción o por omisión, sea en forma abierta y descarada, o bien desarrollando
una apariencia mañosa y fraudulenta de cumplimiento, está atentando también
contra el pacto político y moral que representa la Constitución. Y, al igual
que el hombre que mata con dolo o con culpa, si se dan además los elementos típicos
de figuras penales, está cometiendo delitos. Y los que le prestan ayuda, sean
gobernantes o no, son cómplices.-
Que el ser humano delinca es
un fenómeno inevitable, porque la ambición desmedida de riqueza o de poder, entre
otras muchas cosas contrarias al bienestar general, forman parte de la
estructura del egoísmo.-Del inevitable egoísmo que irrumpe en la superficie
porque las condiciones para la supervivencia tornan a ésta imposible o bastante
dificil, o porque patologías de la psiquis convierten a aquel en un monstruo, en
una Gorgona plagada su cabeza de innumerables serpientes de apetencias de todo
tipo a satisfacer de cualquier manera.-
Debemos contar con ésta
realidad. Todos. Gobernantes y gobernados. Y actuar en consecuencia. Porque lo
que no nos podemos permitir es mirar al costado y banalizar la anomia y la
impunidad aceptándola como algo natural e inevitable.-
Porque ese mirar para el
costado y no dar mayor importancia a los incumplimientos de nuestros
mandatarios en la función pública, es un mal generalizado entre nosotros. Mayormente
creemos que emitido el voto nos podemos desentender de qué es lo que hacen los
que hemos elegido, y eso nos hace cómplices tomando la palabra en sentido
amplio.-
Hacerse de cultura política
por parte del ciudadano de a pie, consiste en asumir una actitud vigilante
respecto de los funcionarios, y, constatada la mera hipótesis de un
incumplimiento de los deberes legales, atacarla con todos los medios que el
sistema de Derecho pone a nuestra disposición.-
Pero resulta que para asumir
esa necesaria actitud de ataque, lo primero y “condictio sine qua non”, consiste
en no tener actitud de rebaño, ser hombres libres, pensantes y conscientes que
si bien ésas aptitudes potencialmente son dones de Dios, hay que asumirlas y
trabajarlas permanentemente. La primera
vigilancia pues, es de cada uno de nosotros y respecto de nosotros mismos.-
Así será necesario tener en
cuenta día a día y minuto a minuto la máxima que nos indica que es necesario
prosternarse ante la ley para no tener que hacerlo ante la voluntad de los
tiranos.-
Es necesario distinguir
entre el dirigente que se coloca delante
de la multitud para servir y el conductor demagogo que huele las
debilidades y pasiones de los integrantes de aquella y las explota a fin de
obtener el máximo poder de ser seguido ciegamente. A éste último no le interesa
servir sino ser servido. Y los que le siguen no son sus iguales sino sus
inferiores a los que no conduce sino a los que manda y ordena, miente y
defrauda.-
En alguna estructura de
monarquía electiva existía la formula ritual de los barones que expresaban a
quien elegían para que los dirigiese: ”Nos, que somos iguales a Vos, y que juntos somos más que
Vos, te elegimos Rey”.-
Esta es la forma
democrática básica que los ciudadanos debemos
actuar por derecho, y desechar con repugnancia toda otra que rompa, abierta o
encubiertamente el principio de igualdad.-
Importantes estudiosos creen
que psicológicamente, quizás en lo más profundo del inconsciente, el hombre
prefiere al jefe absoluto que lo manda y seguirlo ciegamente, a la incomodidad
y a la responsabilidad de pensar y decidir en el ejercicio de la condición de
ser libre.-
Es así que aparecen los que
organizan el ejercicio del poder creyendo que el Gobierno es de ellos y no de
los ciudadanos electores; que no deben dialogar con los otros, a los que
desprecian e ignoran; que los que no los votaron y los que no obedecen
ciegamente sus órdenes son enemigos y traidores; tales “gobernantes” dividen
permanentemente a la sociedad porque siempre hay que atacar a alguien.-
La Argentina viene de haber
vivido desde la independencia a la fecha muchas de estas calamidades, especialmente
en los últimos años. Enumerarlas puntual y cronológicamente sería una larga tarea,
que demandaría mucho tiempo y trabajo. Por lo demás la población de la
Argentina las ha conocido y conoce en el día a día.-
Basta una enumeración sintética
de las principales, teniendo como guía los valores esencialísimos contenidos en
el Preámbulo de la Constitución Nacional.-
Unión nacional. Se ha
apuntado sistemáticamente a la división. A los que pensaban y piensan distinto
que el Gobierno se nos ha considerado enemigos.
Justicia. Se ha apuntado a
dominarla y, logrando una parcialidad adicta dentro de ella, se la ha
utilizado, con diversa suerte, como instrumento de persecución y de venganza. Hubo
apropiación de los derechos humanos para reescribir torcida y falsamente la
guerra civil vivida en la década del setenta; y venganza mediante una
interpretación sesgada e ilegal del Estatuto de Roma. Los beneficios del artículo
10 del Código Penal según ley 26472, por lo general no fueron concedidos a
quienes combatieron desde las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Con doctrina
judicial de mala dialéctica de hecho se derogaron los principios elementales
del Derecho Penal de la ley anterior al hecho del proceso, y de la prohibición
de aplicarla retroactivamente. Igualmente se hizo a un lado el principio de
legalidad. (artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional).-
Un “garantismo” encubridor
de una intención abolicionista, envenenó las leyes penales sustantivas y
adjetivas en beneficio de los autores de los delitos y en perjuicio de las víctimas.
El grotesco “Vatayon Militante” fue el espectáculo más vergonzoso generado por aquél
“ismo”.-
Paz interior. Las fuerzas de
seguridad fueron purgadas en uso de ideologías enemigas convertidas en
ideologismos. De esa forma se les restó toda eficiencia. Y para minimizar el
explosivo aumento de la criminalidad se nos dijo sistemáticamente que la
inseguridad era una mera “sensación”. Esta “teoría” de la “sensación” fue
sostenida a cara descubierta por los
funcionarios, hasta hace muy poco tiempo, en que algunos, para que no se les
cayese la cara, terminaron reconociendo que la tal sensación en realidad era
inexistente, y que la inseguridad era una tremenda realidad.-
Defensa común. Las Fuerzas
Armadas fueron y son objeto de descalificación mediante un ideologismo
silenciosamente repleto de odio. Virtualmente se hallan desarmadas, con buques
que se hunden en puerto, aviones que no vuelan, municiones que no existen, o si
existen lo son en cantidades mínimas. Se nos ha pretendido convencer con el
disparate de que no existen hipótesis de
conflicto pese a que estamos rodeados de países con Fuerzas Armadas sumamente
poderosas y que, en el Atlántico Sur, a pocos kilómetros de nuestras costas, se
halla instalada la poderosísima fortaleza de Malvinas que preserva un máximo
sentimiento hostil con muy potentes y modernísimas armas. Además, ésta
fortaleza representa en nuestras narices
la muy antigua y tradicional mirada codiciosa de Gran Bretaña sobre nuestros
elementos y materiales estratégicos y nuestra posesión de territorios
antárticos.
Agravando la situación, en
una actitud esquizofrénica, en el plano internacional nos aislamos de
Occidente, firmamos un inconcebible pacto con el país de la más peligrosa
teocracia musulmana, y nos aliamos con la Venezuela donde habita el espectro
del “pajarito chiquitico”, y con la Cuba que adiestró y exportó el terrorismo
guerrillero que nos sumió en una guerra civil.-
Bienestar general. Cada vez
hay más pobres, menos educación, mas exclusión social y una inflación imparable
que ha llevado el costo del kilo de pan (¡del pan, nada menos!) a 20 pesos. La
economía se rige por caprichos prepotentes que hacen desaparecer fuentes de
trabajo y reducen las exportaciones, en tanto la riqueza se concentra en pocas
manos amigas de quienes gobiernan. Existe un costosísimo déficit energético y
las inversiones de capital huyen como de la peste. Para ello el Congreso ha
delegado en el Ejecutivo el manejo de la economía mediante decretos de
necesidad y urgencia en situaciones en que éstas no existían y forzando
groseramente las hipótesis constitucionales; de esa forma nuestras economías
individuales han quedado en manos de facultades extraordinarias y aquél otorgante
se ha subsumido en el artículo 29 de la Constitución Nacional.-
Beneficios de la libertad. Se
ha confundido libertad con libertinaje. Libertinaje que permite alegremente
cortes de calles y rutas que generan colosales embotellamientos, atentados
sacrílegos a los templos. Se ha instalado el narcotráfico a gran escala. Las
fronteras, especialmente la Norte es una criba por la que penetran desde el
extranjero las avionetas descargando desde el aire la droga hasta en la parte
Norte de la Provincia de Buenos Aires. No existen radares adecuados y eficaces,
ni ley de derribo, ni aviones más o menos viables que taponen la criba. En
tanto se ha sacado a la Gendarmería de
sus funciones específicas en esas fronteras para colocarla teatralmente en los
centros muy poblados como para hacer creer que así se aumenta la seguridad; sustitutivamente
se ha enviado mínimas cantidades de tropas del Ejército a cumplir tareas que
por ley les están prohibidas. En tanto la ciudadanía está presa, en sus casas o
en la calle, del miedo que genera la inseguridad. No es el pueblo argentino y
los demás habitantes los que tienen los beneficios de la libertad. No. Esos
beneficios están reservados a los delincuentes, especialmente a los
narcotraficantes, a los tratantes de mujeres y niños y a los traficantes de
armas.-
Las palabras de esperanza
que he escuchado de los candidatos que han resultado victoriosos en las
elecciones, para que hagan que aquella se concrete en realidades, requieren, ante
todo una actitud activa y vigilante de los electores, permanentemente
requirente; y en forma simultanea que
las cuestiones brevemente sintetizadas y por todos conocidas, se traten y se
resuelvan sin “ismos”, mediante acuerdos donde se priorice el análisis honesto
de la realidad con una ética de servicio al prójimo, queriendo siempre que no
sea “para mal de ninguno, sino para bien de todos”.-
Si no es así, creo
sinceramente que una vez más, la esperanza concluirá en frustración y en
desesperanza.-
Que Dios nos ayude.-
Alberto Néstor Cafetzoglus