Dr Alberto Cafetzóglus |
En los principales diarios del día de hoy, 8/9/2013, el
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, tengo para mí que para justificar
los tremendos errores cometidos desde hace años en materia de seguridad, y
habiendo advertido que quizás la primera causa que generó la derrota del
oficialismo en las elecciones del 11/8/2013 fue un enorme mal humor por la
tremenda inseguridad reinante, sostiene que lo que cambió es el delito.-
Esta afirmación pública que desautoriza la teoría sostenida a
rajatabla hasta ahora, de que la inseguridad sería una mera sensación, sirve
para justificar medidas de corto plazo para ver si se remonta, aunque sea en
algo, la cosecha de votos en las elecciones de octubre que se supone que va a
ser muy perdidosa.-
Con todo respeto y para no hacer desprecio del humor, que es
importante para sobrellevar la vida, no puedo contenerme de expresar: ¡chocolate
por la noticia……!
Pues es verdad sabida que nada, absolutamente nada permanece estático
en el Cosmos. Todo va cambiando, permanentemente, quizás a diferentes ritmos, pero
cambiando.-
Está comprobado, principalmente por causa de la Primera y la
Segunda Guerras mundiales, que se produjo un crecimiento vertiginoso en los
descubrimientos científicos y en la elaboración de nuevas tecnologías, crecimiento
que no cesó con ellas, sino que se mantuvo “in crescendo” hasta el día de hoy. Y
como todos éstos hallazgos pueden servir simultáneamente para la bueno y para
lo malo, es cierto que el delito ha cambiado haciéndose más desinhibido, más
poderoso, mas organizado, mas tecnificado y más perverso, lo mismo que la
guerra.-
La energía atómica ha servido para generar energía que ayuda
a todas las formas de producción de bienes y a un mayor confort en la vida
cotidiana; pero al mismo tiempo creó la bomba atómica que borró del mapa a
Hiroshima y Nagasaki.-
Los paisanos que cruzaban la Cordillera de los Andes para
traer datos de inteligencia al General San Martin, han sido ampliamente
superados por la electrónica y los satélites que giran alrededor del planeta
informando mínimos movimientos de tropas y de personas enemigas. Y si eso puede
considerase bueno desde el punto de vista de la defensa militar que los países
deben estructurar y mantener para sobrevivir, por aquello nunca desmentido de
que el hombre es el lobo del hombre, esas tecnologías también han generado un
enorme sistema de comunicación entre millones y millones de televisores, computadoras,
teléfonos celulares que sirven a una constante inteligencia que usufructúa el
delito para posicionarse y crear grandes organizaciones delictivas que trabajan
fundamentalmente en la trata de personas, en la producción y tráfico de drogas,
en la pornografía con mayores y menores como medio de oferta sexual en un
comercio que abarca todo el planeta, y en un sinfín de otras cosas delictuales
que sería largo enumerar en éste corto espacio.-
Ante todo esto sería ridículo pensar que el delito tuviera la
dimensión y modalidad de Juan Moreira o de Bonnie y Clyde.-
Hace años que, sin creerme una suerte de profeta, sino
simplemente teniendo a la vista la mera información que trae observaciones, vengo
sosteniendo que la imputabilidad debe bajarse al menos al nivel de los 14 años.
Un solo dato, entre otros muchos que sería largo detallar aquí, basta para
justificar esto: en hospitales de todo el mundo se ha observado niñas con
menstruación y embarazo a los 8 años; los médicos atribuyen semejante fenómeno
a la enorme estimulación que el mundo moderno y sus estructuras de todo tipo
ejercen sobre los menores.-Creo haber publicado esto en el blog del IOPI
(Instituto Para la Observación y Prevención de la Inseguridad),creado años
atrás por iniciativa del Intendente Municipal de San Isidro o en artículos
efectuados en otras publicaciones.(-Con respecto a ésta postura mía acerca de
la conveniencia de bajar la edad de la imputabilidad, me anticipo a subrayar
que la Convención Sobre los
Derechos del Niño dice textualmente que los Estados parte se comprometen a “El
establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños
no tienen capacidad para infringir las leyes penales”-art.40,apartado 3 a)-. Es
decir, que la Convención no impone el límite de edad como sostienen algunos con
mala dialéctica, sino que lo deja librado a la decisión de cada Estado-).-
Quien quiera encarar seriamente el tema de la inseguridad
debe tener en cuenta, con mirada de estadista y no por necesidades electorales,
que la misma responde a una pluralidad de causas, algunas de efectos
inmediatos, como por ejemplo importantes grupos de seres humanos que viven en
la pobreza, en la miseria, en la desarticulación familiar, con jóvenes y niños
que no trabajan ni estudian y son víctimas y “mulas” en el tráfico de drogas
y/o empleados como sicarios, y otras de efectos mediatos que se profundizan en
el largo plazo, como las miradas displicentes hijas de ideologías supuestamente
“progresistas” frente a la educación pública, a la unidad familiar, a la
organización eficaz de fuerzas de seguridad que gocen de un mínimo respeto, a
leyes penales y no penales y normas de todo tipo que se vertebren en el
principio elemental, comprobado experimentalmente por siglos, según el cual una
sociedad sin premios ni castigos se suicida.(-Existen muchas otras causalidades,
pero no es el lugar para analizarlas en profundidad. Creo haber escrito algo
sobre estas cosas en el blog del IOPI que mencionara antes-).-
Finalmente hay que tener muy en cuenta el tema del
conocimiento humano. En un laboratorio, en un tiempo relativamente corto, se
puede efectuar una comprobación experimental de una teoría, como por ejemplo la
de Pavlov.
Pero en la vida de las sociedades humanas, una teoría
necesita por regla, muchos años para tenerse por comprobada experimentalmente.-
El llamado pomposamente “conocimiento” humano es bastante
endeble. Las teorías lo son tanto que, si la premisa es errónea, aunque el
razonamiento lógico intermedio sea impecable, llevará inevitablemente a una
conclusión equivocada. Dejo un mega ejemplo: la teoría geocéntrica del
Universo. Pasaron siglos para que la mayoría de los hombres supuestamente sabios
se convenciesen de que era una equivocación mayúscula y que la verdad estaba en
el heliocentrismo.-
Si esto no se tiene en cuenta, si los supuestos sabios de las cuestiones sociales no dejan de lado
la vanidad y se bajan del caballo, ocurre que las teorías se dogmatizan. Y se
tienen como verdad indiscutible a la que gobiernos y gobernados deben ajustar
sus conductas, sea porque creen sinceramente en ellas, sea porque mantenerlas
dogmáticamente sirve para satisfacer
intereses bastardos. Y así, al cabo de treinta, cincuenta o más años se topan
con el desastre, comprobación experimental del error, que ha pagado cuotas
importantes de sufrimiento, no tanto a los que gobiernan sino a los que son
gobernados.-
Alberto Néstor Cafetzoglus
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